jueves, 28 de mayo de 2015

PROVERBIOS Y CANTARES de ANTONIO MACHADO

                        

XXIX 
Caminante, son tus huellas 
el camino y nada más; 
caminante, no hay camino, 
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino, 
y al volver la vista atrás 
se ve la senda que nunca 
se ha de volver a pisar.

Caminante, no hay camino, 
sino estelas en la mar.


XXX 
El que espera desespera, 
dice la voz popular. 
¡Qué verdad tan verdadera! 
La verdad es lo que es, 
y sigue siendo verdad 
aunque se piense al revés.


XXXII 
¡Oh fe del meditabundo! 
¡Oh fe después del pensar! 
Sólo si viene un corazón al mundo 
rebosa el vaso humano y se hincha el mar.


XXXVI 
Fe empirista. Ni somos ni seremos. 
Todo nuestro vivir es emprestado. 
Nada trajimos; nada llevaremos. 


XXXVII 
¿Dices que nada se crea? 
No te importe, con el barro 
de la tierra, haz una copa 
para que beba tu hermano. 


XXXVIII 
¿Dices que nada se crea? 
Alfarero, a tus cacharros. 
Haz tu copa y no te importe 
si no puedes hacer barro.


XXXIX 
Dicen que el ave divina, 
trocada en pobre gallina, 
por obra de las tijeras 
de aquel sabio profesor 
(fue Kant un esquilador 
de las aves altaneras; 
toda su filosofía, 
un sport de cetrería), 
dicen que quiere saltar 
las tapias del corralón, 
y volar 
otra vez, hacia Platón. 
¡Hurra! ¡Sea! 
¡Feliz será quien lo vea!.


XLIV 
Todo pasa y todo queda, 
pero lo nuestro es pasar, 
pasar haciendo caminos, 
caminos sobre la mar.


XLV 
Morir... ¿Caer como gota 
de mar en el mar inmenso? 
¿O ser lo que nunca he sido: 
uno, sin sombra y sin sueño, 
un solitario que avanza 
sin camino y sin espejo?.



XLVI 
Anoche soñé que oía 
a Dios, gritándome: ¡Alerta! 
Luego era dios quien dormía. 
y yo gritaba: ¡Despierta!.

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