lunes, 15 de junio de 2015

FRAGMENTOS de " DE RERUM NATURA" de LUCRECIO





Cuál es el movimiento con que engendran
Y a los cuerpos destruyen los principios
De la materia, y cuál es el impulso
Y cuál la rapidez que hace que vuelen
Por el espacio inmenso sin descanso.
Porque seguramente la materia
No es una masa inmóvil, pues que vemos
Disminuirse un cuerpo, y de continuo
Manando, se consumen a la larga
Y el tiempo nos los roba de la vista;
Se conserva sin pérdidas la suma:
Empobreciendo un cuerpo, los principios
Van a enriquecer otro, y envejecen
Los unos para que otros reflorezcan;
Ni en un sitio se paran; de este modo
El universo se renueva siempre,
Y se prestan la vida los mortales;
Crecen unas especies y se acaban:
Y en poco tiempo las generaciones
Se mudan y la antorcha de la vida
Cual ágiles cursores se transmiten.
Si piensas tú que los principios pueden
Cesar, y que cesando engendran nuevos
Impulsos, la verdad de ti se aleja:
Pues movidos en medio del vacío
Los principios, es fuerza que obedezcan
O a su gravedad misma, o al impulso
Quizá de causa externa; desde arriba
Precipitados, pues, encuentran otros,
Que a un lado los apartan de repente;
No es maravilla, porque son pesados,
Durísimos y sólidos, y nada
Les pone estorbo alguno por su espalda.
Y para que del todo te convenzas
De que generalmente los principios
Están en movimiento, ten presente
No darse lugar ínfimo en el todo,
Donde se paren los primeros cuerpos,
Porque inmenso, infinito es el espacio.
No reposan jamás en el vacío
Los principios: por su naturaleza
En movimiento siempre variado
Unos a gran distancia son lanzados,
Otros se apartan menos, y se enlazan
En el choque. Si es breve su distancia,
Y se repelen poco, y su tejido
Se liga íntimamente, constituyen
Las rocas solidísimas, y el hierro,
Y una corta porción de otras substancias
De esta naturaleza: si, al contrario,
El choque los rechaza y los dispersa,
Y los hace vagar por el espacio,
En largos intervalos, nos ofrecen
Del Sol la luz brillante y aire raso.
Y vagan además por el vacío
Muchos que están privados de juntarse,
O que jamás pudieron agregados
Entrar en el concorde movimiento;
De lo cual una imagen y figura
Continuamente hiere nuestros ojos,
Cuando del Sol los rayos se insinúan
De través por las piezas tenebrosas.
Si reparas, veras cómo se agitan
Átomos infinitos de mil modos
Por el vacío en el luciente rayo:
Y en escuadrones, en combate eterno
Se dan crudas batallas y peleas,
Y no paran jamás: ya se dividen,
Y ya continuamente se repliegan.
De aquí puedes sacar que en el vacío
Eternamente los principios giran:
Un efecto vulgar puede servirnos
De modelo y de guía en cosas grandes.
En los rayos del Sol rápidamente
Movidos estos cuerpos, fijar deben
Nuestra atención, pues su girar eterno
Prueba un choque secreto y clandestino
De los átomos: muchos se extravían,
Como verás, a un golpe imperceptible;
Retroceden, y aquí y allí se lanzan
En toda dirección por todas partes:
Los principios se mueven por sí mismos
Y dan el movimiento a aquellos cuerpos
Que se componen de una masa fina
Y análoga a sus débiles esfuerzos;
Los últimos atacan a los cuerpos
Un poco más groseros; de este modo
De los principios nace el movimiento,
Y llega a los sentidos de seguida,
Hasta que los corpúsculos se mueven
Que en los rayos del Sol vemos nosotros,




                          
   Pues la naturaleza de los dioses
Debe gozar por sí con paz profunda
De la inmortalidad; muy apartados
De los tumultos de la vida humana,
Sin dolor, sin peligro, enriquecidos
Por sí mismos, en nada dependientes
De nosotros; ni acciones virtuosas
Ni el enojo y la cólera les mueven.



   
Porque a la juventud el puesto cede
La vejez ahuyentada, y es preciso
Que unos seres con otros se reparen:
Ninguna cosa cae en el abismo
Ni en el Tártaro negro: es necesario
Que esta generación propague otra;
Muy pronto pasarán amontonados,
Y en pos de ti caminarán: los seres
Desaparecerán ahora existentes,
Como aquéllos que hubiesen precedido.
Siempre nacen los seres unos de otros,
Y a nadie en propiedad se da la vida;
El uso de ella se concede a todos.


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